Millones de litros de agua son desechados a diario en el mundo. ¿Te has preguntado alguna vez cuánto de este líquido mal gastamos? Una persona promedio puede consumir al día entre 120 y 190 litros de agua, dependiendo del tiempo de uso, sin embargo, en muchos países la accesibilidad del agua es bastante escasa, por lo que la media de consumo puede establecerse entre 70 y 90 litros diarios, de manera que son millones de litros los que van a parar a una plata de tratamiento aguas residuales.
La importancia del tratamiento de aguas residuales es muy simple, este recurso es vital para el ser humano y el medio ambiente, todo ser vivo necesita de esta sustancia para sobrevivir, sin un mecanismo de control apropiado para el agua contaminada o desechada, la seguridad pública sería un caos: propagación de enfermedades, degradación del medio ambiente y deshidratación serian algunas de las consecuencias.
¿Cómo es determinada la contaminación en el agua?
Los diferentes métodos de tratamiento de aguas residuales como estaciones depuradoras en el caso de aguas provenientes de urbanismos o reactores anaerobios para tratamiento de aguas industriales, no solo llevan un tratamiento regular para eliminar la mayoría de sustancias tóxica y desechos del agua, deben llevar un control del tipo de contaminación que se encuentra disuelta o en suspensión.
1.- El primer factor de medida es la demanda de biológica de oxígeno (DBO5), debiendo estimar la cantidad que hace falta después de 5 días de haber sido recolectada.
2.- Otro elemento es la demanda química de oxígeno (DQO) a manera de saber la cantidad necesaria para oxidar las sustancias orgánicas e inorgánicas que sean eliminadas por vías químicas.
3.- La cantidad de sólidos en suspensión totales (SST) para tener una idea de la cantidad de desechos humanos que arrastró el agua y que posee en diversos tamaños y formaciones.
Otros indicadores ayudan a determinar la composición química: el PH, turbidez y concentración de otras sustancias. La importancia radica entonces en que bien se pueda utilizar al agua tratada para el consumo en ciertas ocasiones o para incorporarla a los caudales naturales sin riesgo de contaminación ambiental.